No es la primera vez que os trasladamos en este blog la preocupación de todo el equipo de Living Las Vacas, y por extensión de Vacuno de Élite, por las informaciones que aparecen en los medios de comunicación generalistas sobre las producciones ganaderas, en concreto sobre el sector cárnico. Noticias sesgadas, que sólo reflejan una parte de la realidad, y que suelen dejar a los productores en una situación difícil de justificar ante la sociedad, ya que la imagen que puede sacarse es que los ganaderos son unos irresponsables en un aspecto tan delicado como la generación de alimentos para la población humana. Nada más lejos de la realidad.

El último paso de esta escalada se ha dado en Dinamarca, país nórdico con una fuerte presencia de los ‘lobbies’ ecologistas, en el que el Consejo de Ética ha recomendado establecer un impuesto a la producción de carne, ya que se considera que “daña” al medio ambiente. En resumen, para el Consejo de Ética de Dinamarca, la producción de carne de vacuno no es sostenible. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha manifestado que la ganadería industrial es la responsable del 18% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Así, grupos ecologistas afirman que prducir un solo kilo de carne roja requiere 43.000 litros de agua. Casi nada. Sería interesante saber cómo se hace ese cálculo, que ya ha sido esgrimido como argumento en tertulias radiofónicas de medios de comunicación nacionales.

Las malas noticias no cesan. Barcelona ha anunciado hace escasas fechas que se adhiere a la campaña internacional ‘Lunes sin carne’ (Meat Free Monday), olvidando que el consumo de carne es fundamental para el aporte proteico de adultos y niños, así como minerales tan básicos como el hierro.

Ya es hora de que el sector ganadero se quite estigmas. Todas estas iniciativas encuentran su caldo de cultivo ideal en un sector ganadero que parece empeñado en ofrecer su imagen más casposa y anclada en el pasado, en lugar de abrirse al gran consumo para ofrecer su imagen de modernidad y profesionalidad, que es la que representa la mayoría del sector. A los conocedores de la ganadería no hace falta contárselo, pero sí a una población urbanita que cada vez tiene más olvidados sus conceptos rurales, especialmente en las nuevas generaciones. Hay que labrarse la confianza de los consumidores del futuro, comunicando de forma clara y concisa lo que este sector aporta a la sociedad. Cada día perdido en esta batalla será un golpe de gracia más al sector ganadero.