Hablar de Japón y de ganado vacuno implica orientar inmediatamente la atención hacia el afamadísimo buey de Kobe, con su carne de raza Wagyu. La ganadería no ha sido históricamente un sector de mayor importancia en la economía del país, ya que apenas dispone del 1,5% de su superficie como pastos naturales.​ La creciente prosperidad y mejora del nivel de vida en los años 60 y 70 generó un fuerte aumento de la demanda de carne, huevos y productos lácteos, lo que se ha traducido en un rápido crecimiento en los efectivos de las especies más rentables. Los productos de mayor consumo son el cerdo, la carne vacuna y las carnes blancas. Basado en el valor de las importaciones, Japón es el receptor de carne más grande del mundo, ya que para este tipo de producto, en general son necesarias las fuertes importaciones. La cabaña de vacuno de carne consta de unos 2.800.000 cabezas, mientras que la cabaña lechera asciende a 1.700.000 vacas.

La escasez de ganado en Japón se explica tanto por las necesidades impuestas por una alta densidad demográfica y la escasez de tierras susceptibles de ser cultivadas, como por el modo de producción propio de Extremo Oriente, centrado en la producción del arroz. Las mejores tierras, y ocasionalmente incluso las laderas de las montañas se dedicaban al cultivo del arroz. El ganado vacuno se utilizaba, casi en exclusiva, para labrar los campos. Por otra parte, la escasa tendencia que existe en Extremo Oriente hacia el consumo de leche, así como la frecuente utilización de la seda y el algodón como fibras textiles, frente a la lana en Europa, explican porque no se criaron de forma masiva ni el ganado ovino ni el vacuno.

Hablando de gastronomía, el sushi es uno de los platos más reconocidos como cocina nacional, aunque ha evolucionado en los siglos a causa de muchos cambios políticos y sociales. Su primera referencia se encuentra en el año 718 en el ancestral Código Yoro, un documento legal en el que aparecía como referencia para el pago de impuestos.

(Fuente de las fotos: Wikipedia)