En este blog de Living Las Vacas somos mucho de proponer escapadas. Viajes rápidos, y en cierto modo imprevistos, que nos reconcilien con el mundo rural, que nos acerquen al sector vacuno de uno u otro modo y que nos permitan conocer otras zonas a las nuestras.

En esta ocasión vamos a abrir este abanico de posibilidades hasta darle la vuelta, porque en este sector siempre tenemos los objetivos muy por delante de nosotros mismos. Os vamos a proponer la anti-escapada rural, es decir, la escapada menos rural que uno pueda hacer en España. Se trata de Madrid, la capital del reino, inabarcable para unos pocos días y una ciudad que engancha porque, como bien dice el tópico, allí nadie es de fuera. Todos, absolutamente todos, somos un poquito madrileños.

Da gusto visitar Madrid haciendo turisteo del bueno. Y sin complejos. Comerse un bocadillo de calamares en cualquiera de los bulliciosos locales de la calle Postas, hacerse la foto en el kilómetro 0 de la Puerta del Sol, recorrer la inmensa calle Alcalá para llegar hasta Cibeles, y más allá hasta la Puerta de Alcalá, y más allá… Visitar el Museo del Prado y maravillarse con sus obras clásicas, y visitar el Museo Reina Sofía e intentar entender los conceptos del arte moderno. Bajar por la Carrera de San Jerónimo y hacerse una foto con los leones del Congreso de los Diputados. Remar en una barca del Retiro. Perderse por el Barrio de las Letras y jugar a ser Góngora o Quevedo. Ir al Mercado de San Miguel y sentirse un ‘guiri’ entre sus propuestas gastronómicas. Recorrer una y otra vez la Gran Vía, maravillándose de los atascos que se forman en las madrugadas del fin de semana. Visitar las tiendas de lujo de la calle Serrano. Respirar Madrid.