Este tiempo veraniego con el que nos está sorprendiendo esta Semana Santa da para bellas estampas. Para excursiones con las que deleitarse con los que le ofrece la naturaleza. Por poner únicamente un ejemplo, en Living Las Vacas somos muy de dehesa. Ese ecosistema único en la península Ibérica es toda una invitación a disfrutar.

Extremadura es una de las regiones españolas que puede presumir de dehesa en una gran parte de su territorio. Merece la pena conocer la dehesa durante las diferentes estaciones del año, pero lo cierto es que una etapa muy especial es la primavera. La dehesa se tiñe de verde y, en aquellas zonas en las que el ganado vacuno en extensivo es una de sus señas de identidad, los colores marrones, blancos y negros de las vacas son el complemento perfecto.

Los mayores disfrutan de esos paseos, sobre todo cuando va cayendo el sol, las sombras se hacen más alargadas y el peso de este increíble calor extremeño de abril va dando algo de tregua. Pero los que más disfrutan son los niños, porque la dehesa sabe a libertad, a niñez y a frescura. Y aquellos infantes de ciudad que no están acostumbrados a disfrutar del entorno rural, aún sienten esas escapadas como algo más especial.

Teniendo en cuenta las altas temperaturas que está haciendo, lo más recomendable es no demorar ese viaje a la dehesa, porque puede que dentro de unas semanas el verde se convierta en pajizo. También tiene su encanto, pero ya no tiene la magia verde.