Pocas actividades tienen una evocación tan clara a nuestros orígenes, a lo ancestral y al recuerdo de esa primera humanidad que no tenía casa fija, que la trashumancia de ganado. Una actividad que ha corrido el riesgo de desaparecer de forma definitiva y que durante décadas fue un aspecto imprescindible para asegurar la supervivencia de las explotaciones y de los ganaderos. Esas migraciones en primavera hacia los lugares montañosos con más pastos, y el camino inverso en otoño para huir…